lunes, 6 de mayo de 2013

Carapena

El ojo izquierdo llora, y la lágrima se oculta precavidamente bajo la almohada, que aplasta el ojo izquierdo, que llora sin querer, impulsivamente. La lágrima, escondida, se templa con la piel de la cara aplastada, que temblorosa dibuja una sonrisa torcida y le da complicidad al ojo derecho, al descubierto, para encubrir a su compañero izquierdo. Y en medio se queda la nariz, sin saber qué decir, oliendo los ecos de un perfume que se fue poco tiempo atrás.

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