lunes, 6 de mayo de 2013

Carapena

El ojo izquierdo llora, y la lágrima se oculta precavidamente bajo la almohada, que aplasta el ojo izquierdo, que llora sin querer, impulsivamente. La lágrima, escondida, se templa con la piel de la cara aplastada, que temblorosa dibuja una sonrisa torcida y le da complicidad al ojo derecho, al descubierto, para encubrir a su compañero izquierdo. Y en medio se queda la nariz, sin saber qué decir, oliendo los ecos de un perfume que se fue poco tiempo atrás.

viernes, 3 de mayo de 2013

Logística

-¿Cómo lo haremos?
-Como siempre, como lo hemos hecho de toda la vida.
-Pero la última vez no salió del todo bien, te lo recuerdo.
-Eso fue porque se trataba de tu tía, y ya se sabe que cuando entran los familiares en el asunto, la cosa cambia.
-Bueno, pero este es, aunque sea lejano, pariente mío también.
-No importa. Como siempre, al alba, con la fresquita, mañana mismo.
-¿Llevo yo las cosas?
-No te preocupes, en mi coche caben de sobra, el Gordo no viene esta vez.
-¿Y eso?
-Gastroenteritis. Tendremos que apañárnoslas los dos solos.
-Bueno, él tampoco hacía mucho.
-¿Algo más?
-No, está todo claro.

Mala suerte

Sólo me casé una vez. Ella era tímida, la persona más tímida que jamás conocí; tanto, que era incapaz de mirar al mundo a menos que fuese a través de algún espejito. Tenía espejitos de todas clases, los encontraba a su alrededor, a su alcance: el reflejo de una sopa, deformes figuras en pomos de puertas o la imagen invertida de una cuchara, o cualquier cristal tintado.Un día le rompí su espeijto favorito (redondo y pequeño, era la tapa de un pastillero) en un alarde de torpeza, y me gané desde entonces 48 años de mala suerte y cautiverio matrimonial.

El crédulo

El otro día vi algo extraño. Cuando se lo cuento a la gente, no me cree. "Ayer vi a una monja, una monja bajo un olivo", digo, "¿Y qué hacía allí?", me dicen, "no lo se, no se quién es, no se nada de ella, solo se que estaba allí",explico, "¿Y luego?",exigen, "luego nada, me fui y no vi nada más". La gente no se contenta con tener fe en los pequeños milagros de cada día.